18/09/2017
La Novena Sinfonía de Ludwig van Beethoven es seguramente la partitura más ampliamente conocida del compositor alemán, y muy famosa en particular es su última sección coral llamada Himno a la alegría. Pero aunque muchas de las partituras de Beethoven se constituyeron en la fuente de obras de danza desde tan temprano como 1829, los más diversos coreógrafos eligieron predominantemente sus conciertos y sonatas para piano y en mucha menor medida las sinfonías.
Hasta donde puede rastrearse la información sobre coreografías basadas en composiciones de Beethoven -y hoy no es difícil hacerlo- parece muy cierto que la coreografía de Mauricio Wainrot sobre la Novena Sinfonía que acaba de estrenarse es la primera traslación a la danza de la poderosa composición. Sin duda hay una célebre coreografía de Maurice Béjart de 1964 pero circunscripta sólo al Himno a la alegría. Wainrot mismo estrenó su versión del Himno a la alegría para los festejos por la reapertura de la sala Martín Coronado en mayo de 2015. Pero pocos meses después decidió encarar la sinfonía completa que recién ahora, casi dos años después, pudo estrenarse.
Es realmente un “capo lavoro”, una obra grandiosa para la que contó con esa extraordinaria herramienta que es el Ballet Contemporáneo del San Martín. Wainrot dirigió esta compañía durante quince años y también había sido su director en un período anterior; actualmente está conducida por Andrea Chinetti con la codirección de Miguel Angel Elías.
La “Novena”, que cuenta con un diseño de vestuario de Graciela Galán -simple, bello, muy consustanciado con la obra-, está dividida en cuatro movimientos con sus particulares características y la coreografía de Wainrot propone un formato distinto para cada uno de ellos, formato dado por aspectos estructurales pero también expresivos: el primer movimiento está creado casi enteramente para las mujeres y tiene un hermoso comienzo, una suerte de progresivo despertar que poco a poco va ganando en intensidad. El segundo es vigoroso, exclusivamente masculino. El tercero, lírico y sostenido, es el pasaje más conmovedor de la obra y se inicia con un dúo levísimo, una pareja envuelta en un encuentro amoroso aunque no desarrolla - y es lógico y bueno que así sea- ninguna propuesta narrativa; luego avanza hacia otros encuentros de parejas y desemboca muy gradualmente en el último movimiento, la célebre sección coral; así, también gradualmente, lo conduce Wainrot que en esta obra apela a recursos compositivos diferentes y muy interesantes; por ejemplo, las distintas escenas o pasajes y las diferentes configuraciones de dúos, cuartetos, conjuntos, etc., no acaban de cerrarse o concluir cuando ya se presenta una escena distinta o la simple entrada de un bailarín, lo que da una continuidad orgánica pero de ningún modo previsible al devenir de la obra.
El Ballet Contemporáneo hace también un “capo lavoro”, pleno de fuerza, de sutilezas, de conexiones mutuas. Es imposible nombrar a todos los bailarines, pero sí al menos mencionar a los maravillosos solistas: Sol Rourich, Lautaro Dolz, Eva Prediger, Rubén Rodriguez, Flavia Dilorenzo, Benjamín Parada, Alexis Mirenda y Matías Santander.
FICHA
La Novena Sinfonía
Música: Ludwig van Beethoven
Coreografía: Mauricio Wainrot
Ballet: Contemporáneo del San Martín
Teatro: San Martín Corrientes 1530. Hasta el sábado 30.
Calificación: Excelente
GRACIAS DIARIO CLARIN