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Arte y Espectáculos

Qué ver: la escritura indescifrable de Mirtha Dermisache

El Malba inaugura la primera retrospectiva de la gran desconocida del arte argentino, cuya obra se basa en los distintos aspectos de la caligrafía

21/09/2017

Posar la mirada sobre la escritura ilegible de Mirtha Dermisache, gran desconocida del arte argentino a quien el Malba dedica su primera gran retrospectiva, interpela. ¿Qué tipo de lectura puede darse a un texto asémico? ¿Qué subyace a una grafía indescifrable? Agustín Pérez Rubio, director artístico del museo y curador de la muestra, explica que lo primero es entender a la artista como una escritora. El público no observa dibujos, sino formas plasmadas con la intención de la escritura, destinadas a una lectura. Por eso, la exposición permite reflexionar sobre los aspectos más abstractos de la escritura: el tiempo, la musicalidad, el ritmo, la condición plástica de la caligrafía y la escritura como sistema.

Mirtha Dermisache (1940-2012) ocupó un terreno entre lo artístico y lo literario. Sus escritos toman la forma de libros, diarios, cartas, afiches, reportajes o postales, y ejercen de espejo ante el público, suscitan miradas subjetivas según quién los observe y cómo lo haga. Algunos creen ver palabras, signos, ecuaciones, garabatos o fragmentos de historias como si fuesen cuestiones de censura, por estar tachados en exceso, y la relación entre significante y significado se pone a prueba.

"No depende ya de conocimientos de grafías o escrituras, sino de tu experiencia personal. Eso es lo fascinante en la obra de Mirtha, que es muy abierta y que el otro debe interpretar. Incluso una misma página, dependiendo del día, se puede ver de distintas maneras. Eso es parte del arte, que nos lleva a otro grado de la realidad, y Mirtha lo logra", recalca el curador.

La artista desarrolló una obra caligráfica definida en los 70 por Roland Barthes como escritura ilegible, una forma de expresión capaz de alcanzar "la esencia de la escritura", y se interesó más por la capacidad editorial de sus escritos que por el concepto de original. Inventora de lenguajes a partir del signo, cuando agotaba una grafía pasaba a otra, en una investigación continua sobre el acto de la escritura.

De un grafismo suelto, con reminiscencias de garabato y organizado en libros (con títulos de números continuos por cada año de producción) en los 60, la artista transitó una estética propia en los 70 con nuevos formatos y con la publicación del Diario I, texto que respeta la arquitectura de las páginas de un periódico y del que se editaron varios ejemplares para llegar a un público masivo. Escribió otros libros y comenzó a exponer internacionalmente. Tras un paro en su actividad en los 80, en los 90 revisó sus primeros trabajos y experimentó con materiales, técnicas y soportes, además de producir lecturas públicas. Luego de años en la escena artística europea, en los 2000 llegó el reconocimiento de su obra en el ámbito local y sus creaciones ingresaron en las colecciones de museos nacionales e internacionales.

La variedad de materiales y técnicas que utilizaba era enorme: lápices, biromes, marcadores, tintas, témperas y herramientas muy específicas. También practicó la dactilopintura (con las yemas de los dedos y los nudillos) sobre papeles de distintos grosores y texturas.

Dermisache estudió en las escuelas nacionales de bellas artes Manuel Belgrano y Prilidiano Pueyrredón y estuvo vinculada al Instituto Di Tella, al Centro de Arte y Comunicación (CAYC) y al Grupo de los 13, entre otros. Su obra comenzó a revalorizarse en los últimos años y forma parte de museos como el Macba de Barcelona, el MoMA, el Reina Sofía, el Serralves, la Tate Modern y el propio Malba.

Mirtha Dermisache.

¡Porque yo escribo! exhibe obras de las distintas épocas de producción de la artista. Los dispositivos editoriales se pueden manipular (ella concebía sus obras para ser tocadas) y conviven junto a originales y piezas inéditas. Para ver de qué modo estructura los libros según capítulos, grafismos, intensidad y narración (en algunos empieza con letra pequeña y al final llega a un tamaño desmesurado), se enseña en pantallas de plasma cómo un grupo de lectores los leen. "Hay una lectura, imposible muchas veces, pero la hay, de esas grafías asémicas. No es solo pasar las páginas. El video da una idea de diferencias de grafías, años y formas de editar", explica el curador.

El proyecto expositivo se basa en un trabajo de investigación documental del archivo Mirtha Dermisache que encabezaron Cintia Mezza, Cecilia Lida y Ana Raviña, responsables de la catalogación y organización de los distintos materiales en papel, fotografías, correspondencia, biblioteca personal y artística, audiovisuales de su carrera docente y demás elementos del archivo. La catalogación de las obras siguió la lógica y el orden interno otorgados por la artista a sus componentes. El equipo redactó la cronología biográfica de la autora cruzando diversos currículum vítae, inventarios de obras y registros de ventas elaborados por ella, junto con otros documentos y material audiovisual.

Acompañando la exposición, se editaron dos publicaciones. Una, la más importante que jamás se haya hecho sobre Mirtha Dermisache, es un libro coproducido por el Malba y la Fundación Espigas, de 300 páginas, con su obra y documentación del archivo. Otra es una edición especial de una de sus lecturas públicas.

Mirtha Dermisache, ¡Porque yo escribo! En el Malba, Av. Figueroa Alcorta 3415. Hasta el 16 de octubre.