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Política

Los separatismos más allá de Cataluña: qué regiones del mundo reclaman hoy su independencia

Mientras el referéndum catalán de este domingo tiene en vilo a España, existen otras historias similares que se remontan a cientos de años atrás. Qué tienen en común y cuáles son sus causas

30/09/2017

Separatismo. El concepto se repite en los medios de todo el mundo desde hace algunas semanas. La razón, la crisis política que se desató en España por la decisión del gobierno autonómico de Cataluña de independizarse del resto país a través de un referéndum convocado para este domingo. Los tribunales lo consideran ilegal y el Estado central tratará de impedirlo por la fuerza, así que no se sabe qué es lo que puede pasar.

Como lo evidencia el caso catalán, el separatismo alude a los movimientos políticos que pretenden la separación de un territorio que pertenece a una entidad administrativa superior. Habitualmente —aunque no siempre—, quienes se quieren independizar asumen una identidad nacional diferente del resto, y por eso buscan fundar un nuevo país, nacionalmente homogéneo.

Mapa de los países miembros de la ONU, según el período de incorporación

"Prometen crear un estado mejor y más justo, y comparten la visión de un gobierno que se ajusta mejor a las necesidades y a la cultura de la población local. Para fortalecer su postura, acentúan las diferencias entre los hábitos y la identidad locales, y los del resto del país. Además prometen beneficios económicos y políticos, ya que, en su narrativa, el nuevo estado será más eficiente", explicó a Infobae Matthias Bieri, investigador del Centro de Estudios sobre Seguridad con sede en Zúrich, Suiza.

La defensa de una pureza identitaria es una de las claves de los secesionismos. Eso supone necesariamente cierta exclusión, ya que nada refuerza más una identidad que señalar quiénes son los que quedan afuera, de quiénes se busca diferenciar el movimiento.

"El separatismo tiene algunas causas comunes. La principal es el nacionalismo y el sentido de que hay un 'nosotros' y un 'ellos'. Claro que hay diferentes razones por las que se desarrolla ese sentir nacionalista", explicó Astrid Bötticher, profesora de ciencia política de la Universidad Witten/Herdecke, Alemania, consultada por Infobae. "Hace que la política se vuelva emocional en vez de racional. Siempre alude a que hay una cultura en riesgo, y que por eso hay que defenderla. Algunos separatistas duros llegan al punto de plantear que sus vidas sólo tienen sentido si logran que su cultura se vuelva una fuerza política y triunfe", agregó.

En busca de un país sin "otros"

El número total de países que hay en el mundo es un tema de intenso debate. Algunos gobiernos y organismos internacionales reconocen a más de 200, pero tomando como criterio los que poseen plena representación en la ONU, serían 193. Para tener dimensión de cómo se fueron fragmentando los estados con el correr del tiempo hay que tener en cuenta que al término de 1945, año de su fundación, la ONU tenía apenas 49 miembros, una cuarta parte. En 1991, después del proceso de descolonización en Asia y África, pero antes de la desintegración de la URSS, ya eran 158. La disolución del bloque soviético implicó la creación de una veintena de países en sólo dos años, elevando la cuenta a 183. En los últimos 24 años se sumaron los diez restantes.

"Desde un punto de vista ideológico, podemos identificar separatismos democráticos, como el escocés; de extrema izquierda, como parte del catalán; de extrema derecha, como parte del secesionismo texano; religioso, como el del Norte del Cáucaso. No obstante, el elemento común que hay en la mayoría es la lucha por fortalecer una identidad étnica o regional, que se conecta con la sensación de seguridad que da tener una sociedad propia en un estado propio", contó Miroslav Mares, profesor de ciencia política de la Universidad Masaryk, República Checa, en diálogo con Infobae.

Seguidores del separatismo escocés

En este momento hay cientos de movimientos separatistas. Algunos son marginales y otros son dominantes. Algunos buscan la independencia por medio de la violencia, otros por medios pacíficos. A continuación un repaso de diez que se encuentran entre los más significativos por distintos motivos. 

Los primeros tres están en Europa Occidental, una región que, a pesar de ser políticamente la más estable, tiene importantes conflictos secesionistas. Hay dos de Europa del Este, que fue especialmente en los 90 epicentro de sangrientos enfrentamientos nacionalistas. Luego, están dos de los más antiguos y complejos del continente asiático, y uno de los más avanzados de África. La lista termina con dos casos que quizás no son tan relevantes como los otros por la fuerza de los movimientos que los encabezan, pero que tienen la particularidad de ser en América, continente que, al menos en las últimas décadas, no se caracterizó por las tensiones independentistas.

Escocia (Reino Unido)

Con una población de 5.4 millones de habitantes y un amplio territorio, es una parte fundamental del Reino Unido. Es el ejemplo de la región que pudo procesar institucionalmente las tensiones existentes en su interior entre los que deseaban separarse y los que preferían quedarse. Tras una exitosa negociación con el entonces primer ministro David Cameron, el Partido Nacionalista Escocés obtuvo en 2014 la autorización para realizar un referéndum independentista, en el que una mayoría del 55% optó por permanecer bajo la égida de Londres. Sin embargo, el Brexit reavivó las ansias secesionistas, que podrían materializarse en una nueva consulta.

El independentismo en el País Vasco (Reuters)

País Vasco (España)

Si bien no es tan importante como Cataluña desde el punto de vista económico y poblacional —son 2.1 millones, frente a los 7.5 millones de catalanes—, históricamente fue el desafío separatista que más preocupó a España. La principal razón es la violencia terrorista de ETA, la organización armada que libró durante décadas una guerra contra el estado español, que dejó 829 muertos hasta 2011, cuando anunció la deposición de las armas. Hoy apoya el plebiscito catalán y reclama que se realice uno en su territorio.

Flandes (Bélgica)

Con 6.3 millones de habitantes, es la más poblada de las tres regiones que componen a Bélgica. Las divisiones políticas, étnicas y lingüísticas enfrentaron desde el origen a flamencos (hablan neerlandés) y valones (de la otra gran región del país, donde se habla francés), haciendo difícil la convivencia. La Nueva Alianza Flamenca, que gobierna el parlamento de la región, promueve un secesionismo pacífico y gradual.

Flamencos reclaman independizarse de Bélgica

Kosovo (Serbia)

Ubicado en la península de los Balcanes, en el sureste de Europa, este territorio de un millón y medio de habitantes —que durante gran parte del siglo XX fue parte de Yugoslavia— es el epicentro de uno de los conflictos separatista más álgidos y cruentos de Europa. La población kosovar, que en su mayoría es de origen albanés, está muy enfrentada con la serbia y trata de independizarse desde comienzos de los 90. En 1999 se desató una guerra en la que terminó interviniendo la OTAN ante las evidencias de que los militares estaban llevando a cabo una limpieza étnica de albaneses. Si bien oficialmente pertenece a Serbia, que es un país soberano desde 2006, declaró su propia independencia en 2008, aunque aún no es reconocida por la ONU.