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El trasplante de órganos según las sagradas escrituras hebreas

No existe acto más noble, según la normas y principios que inspiran la vida judía, que salvar la vida del prójimo.

12/07/2018

En nuestro credo, prácticamente no hay acción que no resulte permitida con el loable propósito de salvar a otro del riesgo inmediato de perder la vida (pikuah nefesh). La salvedad hay que hacerla respecto de tres situaciones taxativas:  el asesinato,  el adulterio  y la idolatría.

El fundamento primario de ese principio lo encontramos en que la  naturaleza entera, ha sido creada por y para el hombre. Por ello, resulta permitido  y obligatorio al ser humano, alimentarse, vestirse y utilizar para todas sus necesidades físicas y emocionales, el mundo animal vegetal y mineral. Es que, en definitiva, es el entorno que El Creador proporcionó al ser humano para satisfacer sus carencias mundanas ( Génesis 1-25).

No obstante, los medios arbitrados para el fin, deben realizarse siempre con misericordia y piedad. Las Sagradas Escrituras son muy rigurosas en el mandamiento ecológico de cuidar la naturaleza .

El consentimiento y la invitación del Creador al ser humano a  utilizar la naturaleza para su bienestar , incluye toda la existencia , con la excepción del prójimo. El hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios y han sido creados todos los seres humanos con la misma dignidad.

En las condiciones señaladas debe hacerse hincapié en que el hombre no puede servirse de un semejante para satisfacer sus necesidades sin su consentimiento, porque  incluso, con su aquiescencia, no todo estaría permitido. Al respecto, no debe soslayarse que siquiera el ser humano benefactor, con un propósito puramente altruista, cuenta autodeterminación absoluta sobre su vida y su cuerpo.