06/02/2019
Los dirigentes británicos entraron en pánico después de que el Reino Unido votó para salir de la Unión Europea en junio de 2016. El bloque se empantanó en una crisis de migración y las fuerzas populistas antieuropeas estaban avanzando. Parecía que la decisión del Reino Unido anunciaba el comienzo de una gran desintegración.
Dos años después, debido a que la salida del Reino Unido del bloque, o brexit, parece cada vez más complicada y autodestructiva, hay una sensación creciente, incluso en los rincones populistas del continente, de que si la separación implica todo esto, mejor no lo hacen.
Nada ha unido tanto a la Unión Europea como la caótica ruptura del Reino Unido.
"Un país se está separando y se ha metido en un verdadero desorden; se ha puesto en ridículo frente a sus socios europeos", señaló Rosa Balfour, socia principal del German Marshall Fund en Bruselas.
Los desafíos que enfrenta Europa —crecimiento bajo, la gobernanza de la eurozona, la migración, la deuda, la seguridad fronteriza y el populismo— de ninguna manera han desaparecido. Tampoco ha llegado a un consenso acerca de cómo manejarlos.
La posibilidad misma de perder a un país como el Reino Unido, que se considera tan pragmático e importante en el mundo, es profundamente dolorosa.