13/03/2019
Después de 28 años como párroco de Nuestra Señora de Guadalupe en Maracaibo, el padre José Palmar se tuvo que ir de Venezuela y el exilio profundizó su indignación con Jorge Mario Bergoglio, el mismo que lo había llenado de \\\"alegría y esperanza\\\" seis años atrás. \\\"Es que por primera vez en 2.000 años teníamos un sucesor de San Pedro latinoamericano y, en lo personal, me sentía muy identificado porque yo soy de la tercera orden franciscana. Cuando lo eligieron Papa sentía que venía a llenar el vacío que dejó Juan Pablo II… Pero rápidamente se bajó la espuma\\\", dice con desilusión en diálogo con Infobae.
La \\\"espuma\\\" para este \\\"cura pobre\\\" -como el mismo se describe- se desvaneció cuando Francisco fue asumiendo \\\"protagonismos en la política universal\\\". Palmar no le perdona algunas de sus giras, en especial la de Cuba en 2015, y mucho menos su participación en el diálogo entre el régimen de Nicolás Maduro y algunos sectores de la oposición venezolana que no llegó a ningún lado. \\\"Se fue la emoción cuando vimos cómo avanzaba en las aguas turbulentas del socialismo del siglo XXI, eso me llenó de insatisfacción\\\", explica.
Para el cura es increíble que Francisco no hable de hambre, de violencia o de corrupción en Venezuela. Le parecen tan dolorosas esas \\\"omisiones\\\" que hasta se atreve a pedir que dé un paso al costado, como lo hizo Benedicto XVI: \\\"Si Francisco no se presenta como un pastor de alma, un profeta que clama Justicia para Venezuela, o algunos pueblos como Nicaragua, Bolivia o Cuba, que están bajo la merced del yugo del castroterrorismo y del narcoterrorismo, lo invito a renunciar\\\".