22/05/2019
En el patio de la casa de la familia Barroso en Tandil, ya no había plantas ni vidrios sanos. La pequeña Agustina se había encargado de romper todo pateando su pelota. Cansados de los destrozos, Adrián y Claudia -ambos profesores de educación física- decidieron mandar a su hija de seis años a una escuelita de fútbol.
Ese fue el inicio de una historia que hoy transita su capítulo más feliz: Agustina Barrosoestá a punto de jugar el Mundial de Francia 2019, el primero que disputará la selección argentina luego de 12 años de ausencias en la máxima competencia.
Los comienzos de la tandilense en el fútbol fueron similares a los de muchas de sus compañeras. Empezó en la escuelita de la Unicen, en un grupo mixto bastante grande, pero en el que casi todos eran varones y había solo tres nenas. En esos primeros tiempos, la práctica del deporte era una experiencia feliz, pero los problemas aparecieron años después.
\\\"A los 10 u 11 años los padres me insultaban desde afuera. Llegué un día a casa y le dije a mi mamá que me cortara el pelo porque no quería que me identificaran como la diferente. Creía que con el pelo corto iba a pasar desapercibida. Fue algo bastante traumático porque yo no entendía por qué un adulto me insultaba por estar haciendo un deporte. Hoy sé del machismo, de las diferencias y veo todo eso de otra manera\\\", recordó Barroso en diálogo con Infobae.